"(La muerte) ha sido siempre para mi una compañera tan fiel, que a veces lamento morirme solamente porque entonces tal vez la muerte me abandone."

jueves, 8 de julio de 2010

Reseña

Reinaldo Arenas es un autor que centra sus obras literarias principalmente en dos cosas, en primer lugar en su vida, contando siempre a través de sus escritos distintas etapas de su vida, y en segundo lugar de la situación social cubana, tomando una postura fuertemente opositora al régimen castrista. Su homosexualidad, su estado de disidente (como opositor a Castro) fueron pesos con los que siempre tuvo que luchar, siendo perseguido e incluso torturado por éstos, por lo que su obra, está también plagada de sufrimiento y de crítica al sistema.
Un punto interesante de recalcar de este autor, es que a pesar de tener temas recurrentes en sus escritos, demuestra su calidad a través de diversos géneros, pasando por la novela, el ensayo, la poesía e incluso el teatro, en los que además viaja por distintos estilos, escribiendo literatura fantástica, monologo del interior, aventuras, etc., lo que además mantiene al lector siempre atento y fuera del letargo.
Es interesante e inquietante dentro de su obra que oscila dentro de la realidad y la ficción, ya que constantemente narra pasajes de su vida, o hechos reales que ocurrieron en Cuba, pero con personajes inventados, con acontecimientos inventados, e incluso con toques fantásticos. Entregando desde otra perspectiva hechos de la vida real, sin perder la magia de la literatura.
Su obra también cobra importancia al tener un carácter testimonial, al resaltar la situación cubana bajo el mando de Fidel castro, mostrando bajo su perspectiva y vivencias la situación de su país natal haciendo una especie de denuncia social, utilizando sus escritos como herramienta de lucha imbatible, con lo único que no lo podían quitar, sus ideas (ya que sus escritos muchas veces fueron confiscados y quemados)
Reinaldo Arenas, siempre luchó por la libertad, en todo sentido, y fue activo además de en su vasta obra literaria, en su vida, siempre moviéndose por sus ideales y sin callarse a pesar de tener todo en contra. No tuvo descanso ni cuando estuvo exiliado en nueva York donde viajó por el mundo contando la historia de Cuba, y siempre instó a los ciudadanos a luchar por su país.
Reinaldo Arenas logra mostrar lo crudo de las situaciones cubanas, quita el velo a hechos que el medio trata de suavizar o el mismo régimen castrista trata de esconder, y que con agudeza y sin tapujo nos revela fuertes realidades en sus escritos.

Biografía


Reconocido escritor cubano, nació el 16 de julio de 1943, en Aguas Claras, Cuba. Se crió en el campo en una familia humilde. Desde muy joven se manifestó contra la dictadura de Batista.
Desde 1958 se unió a la insurrección castrista en las sierras de Gibara, vivió un año bajo las órdenes del Comandante Zuñol.
Cuando triunfó la Revolución participó en el programa de educación del gobierno. Al ingresar a la Biblioteca Nacional conoció y se hizo amigo de José Lezama Lima y Virgilio Piñera, lo que le permitió enriquecer su formación. Cuando recién tenía 19 años publicó en 1962 el libro Celestino antes del alba, su primera y única novela que logró publicar en toda su vida en Cuba.
En los años sesenta fue encarcelado en la prisión el Morro, producto de las medidas que aplicó el gobierno cubano, contra los homosexuales. Fue torturado, lo que provocó que con su sensible personalidad terminara odiando cuanto le rodeaba. En esta etapa escribe su autobiografía que tituló Antes que anochezca. Debió esconder sus manuscritos ya que su libro El mundo alucinante fue prohibido por contrarrevolucionario. Su obra Otra vez el mar fue destruida, pero la rehizo tres veces.
En 1980 pudo salir del país, optando por el exilio gracias a una amnistía gubernamental. Viajó a Miami y luego a Nueva York donde se instaló en forma definitiva y continuó escribiendo.
El año 1987 se le diagnosticó el virus del Sida y el día 7 de diciembre de 1990 se suicidó dejando para la prensa y sus amigos una carta de despedida en la que culpa a Fidel Castro de sus sufrimientos. Dejó más de veinte libros, que incluyen poemas, novelas, obras de teatro y relatos breves.El año 2000 se estrenó la versión cinematográfica de su obra Antes que anochezca, película que dirigió
Julian Schnabel, donde el rol principal fue interpretado por Javier Bardem. El compositor Jorge Martín le dedicó una ópera de este mismo título, que fue presentada en el Lincoln Center de Nueva York.

Obras

Novelas
1969: Celestino antes del alba.
1969: El mundo alucinante.
1980: El palacio de las blanquísimas mofetas
1980: La vieja Rosa.
1982: Otra vez el mar.
1984: Arturo, la estrella más brillante.
1987: La loma del ángel.
1988: El asalto.
1989: El portero.
1990: Viaje a La Habana.
1999: "El color del verano" o "Nuevo 'Jardín de las Delicias'"
Narrativa breve
1972: Con los ojos cerrados.
1981: Termina el desfile.
Antologías poéticas
1981: El central.
1989: Voluntad de vivir manifestándose.
Ensayo
1986: Necesidad de libertad.
Teatro
1986: cinco obras de teatro bajo el título Persecución
Novela autobiográfica
1992: Antes que anochezca.
Ediciones posteriores a la muerte de Reinaldo Arenas
2001: Inferno, poesía completa con prólogo de
Juan Abreu.

Contexto de producción

Para comprender la obra de un autor es indispensable conocer ciertos antecedentes biográficos que hayan marcado su vida, ya que de una u otra manera dichos acontecimientos quedan plasmados en sus obras. En el caso de Reinaldo Arenas es una cuestión que no se puede eludir, ya que su obra posee gran cantidad de elementos autobiográficos que lo marcaron profundamente y que se proyectan en sus escritos como sucesos muy importantes.
Arenas, tal como mencionamos en la biografía, tuvo una fuerte postura en contra del gobierno del militar Fulgencio Batista que llegó al poder a través de una serie de conspiraciones que acabaron con el derrocamiento de Machado, y las posteriores elecciones presidenciales que lo erigieron como el nuevo presidente de Cuba. Así estuvo en el poder hasta que en 1958 se efectuaron nuevas elecciones, resultando como vencedor Andrés Rivero Agüero, a quien, siendo el legítimo presidente de la república, no se le permitió tomar posesión del cargo, por acción de los revolucionarios cubanos comandados por Fidel Castro.
Pero Reinaldo Arenas no sólo no estaba de acuerdo con el gobierno de Batista, sino que apoyaba a la revolución cubana para que Fidel Castro tomara el poder. Arenas fue un activo luchador para que Castro se convirtiera en el presidente de Cuba. Y, luego de una seguidilla de complejos procesos sucede lo que el poeta esperaba con tanto anhelo: Fidel Castro se convierte en el legítimo presidente de su tierra natal.
Para nuestro autor, las cosas dan un giro absolutamente inesperado, por quien había luchado con tanto fervor era ahora perseguido cruelmente. La condición homosexual de Arenas fue el gatillante para que fuese excluido por el gobierno castrista, cuestión que por supuesto consiguió que el autor cambiara totalmente su parecer acerca del régimen y sus ideales, y terminara por ser un destacado disidente. Destacado digo, ya que luego de esta humillación, Arenas, mediante la producción intelectual desprestigiaba totalmente al gobierno cubano.
Esta lucha en contra del gobierno hizo que Castro lo persiguiera de manera incansable logrando apresarlo en el año 1974 en la prisión llamada “El Morro”, donde fue cruelmente torturado, permaneciendo cerca de seis años allí. Luego de ese tiempo fue liberado por una medida gubernamental

(…) Ahora, descubría una fauna que en Cuba me era desconocida; la de los comunistas de lujo. Recuerdo que en medio de un banquete en la Universidad de Harvard un profesor alemán me dijo: "Yo de cierta forma comprendo que tú puedas haber sufrido en Cuba, pero yo soy un gran admirador de Fidel Castro y estoy muy satisfecho con lo que él hizo en Cuba".En aquél momento, aquel hombre tenía un enorme plato de comida frente a sí y le dije: "Me parece muy bien que usted admire a Fidel Castro, pero en ese caso no puede seguir con ese plato de comida, porque ninguna de las personas que viven en Cuba, salvo la oficialidad cubana, puede comerse esta comida". Cogí el plato y se lo lancé contra la pared.

Nota Suicida

"Queridos amigos: Debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria, en la cual he trabajado por casi treinta años. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que Cuba pronto será libre. Me siento satisfecho con haber podido contribuir aunque modestamente al triunfo de esta libertad. Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando. Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba sera libre. Yo ya lo soy."

Análisis personales de algunos poemas

Autoepitafio

Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambición es gran demencia
y que el más sordido horror tiene su encanto.
Vivió para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo espléndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiples ofensas
típicas de la vileza humana;
pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana.
Y cuando ya se bamboleaba surgía una ventana
por la cual se lanzaba al infinito.
No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.
No ha perdido la costumbre de soñar:
espera que en sus aguas se zambulla algún adolescente.


A lo largo de este poema podemos detectar gran cantidad de elementos que se relacionan con la vida de su autor. Ya el título nos adelanta que el hablante escribe su propio epitafio, cuestión que, en conjunto con extractos del poema que se corresponden con la vida de Reinaldo Arenas, nos hace presumir que el hablante lírico es el mismo que el autor del “Autoepitafio”
Al inicio del poema podemos detectar elementos claves que nos permiten dar cuenta de que es una obra que contiene elementos biográficos.
“Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;”
Por ejemplo, la palabra “poeta” nos acerca a Arenas, debido a que él es escritor de poesía, y el hecho de mencionar que su vida fue espantosa, también se condice con la vida del autor, ya que luchó firmemente para que Fidel Castro asuma el gobierno de Cuba, siendo posteriormente perseguido por el mismo Fidel por su condición homosexual, cuestión que acarrea su encarcelamiento con intensas torturas durante más de dos años, y, luego de estar en libertad se le diagnostica SIDA. En relación con lo anterior, los versos posteriores vienen a reafirmar nuestra hipótesis:
“Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiple ofensas
típicas de la vileza humana;”
El primer verso habla se su encarcelamiento en una prisión llamada “El morro”, el segundo, claramente de su expulsión del país, y el tercero acerca del daño al que fue sometido por sus pares, probablemente alude a los procesos de tortura de que fue víctima.
Como consecuencia de lo anterior Arenas plantea la vida como un constante riesgo si es que la persona no se abstiene de realizar ciertas cosas, él, por demostrar abiertamente su condición sexual se arriesgó emaciado, si no hubiera querido el riesgo debía haber permanecido en silencio (abstinencia)
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,

Todas las situaciones catastróficas que fueron partes de la vida de Arenas hicieron que éste desarrollara un repudio latente en contra de la misma:
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible
Si bien, como menciona en el poema, la vida fue realmente dura, en su interior anidaba una fuerte resistencia que le fue útil para continuar viviendo aún cuando parecía que no había nada por qué hacer:
“pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana”
La homologación del vivir la vida con caminar sobre “cuerdas tensas”, es sencillamente fantástica, con ese verso consideramos que el autor logra condensar lo que verdaderamente opina de la vida, esta constante incertidumbre entre el caer y seguir andando a duras penas para seguir sintiendo la misma sensación de desamparo y desprotección constante, en que en cualquier momento se le puede ir la vida. Con todo esto, el autor menciona que aún podía apreciar ciertas cosas de la vida, cuestión que seguramente lo salvó de quitarse la vida con anterioridad.
Luego de los anteriores versos viene, a nuestro gusto el giro más extraordinario en todo el poema: plantea de golpe la idea de lanzarse por una ventana, de acabar su vida con el suicidio, pero no lo plantea como un escape, sino como una salvación:
“Y cuando ya se bamboleaba surgía una
ventana
por la cual se lanzaba al infinito.”
Hipótesis que se comprueba, o que es apoyada por los versos siguientes, que hacen alusión a la manera en que le gustaría que “descansara” su cuerpo
“No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el
esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.”

Voluntad de vivir manifestándose

Ahora me comen
Ahora siento cómo suben y me tiran las uñas.
Oigo roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
y piedra que me cubre.
Me aplastan y vituperan
Repitiendo no sé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han aprisionado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.
Éste es mi momento.

Voluntad de vivir manifestándose es un poema escrito en el año 1975, cuando Reinaldo Arenas estaba bajo la denominada “Prisión del Morro”, producto de que en el régimen de Fidel Castro, eran perseguidos los homosexuales, aspecto de la vida que Arenas no tenía ningún problema en ocultar, y que éstos eran utilizados para trabajos forzados .Aspecto por lo que Arenas tuvo problemas durante toda su vida. “Al poco tiempo, la policía empezó a acosarle por sus ideas políticas y por sus vínculos con la floreciente subcultura homosexual de La Habana, entonces en plena elosión. A partir de entonces, Arenas fue perseguido de forma implacable.” (Homosexualismo en las letras cubanas)
Primero fue capturado por esto, luego se le acusó de abuso sexual, por malas intenciones y por prejuicios con respecto a su sexualidad, ocasión de la cual pudo huir, quedando en la condición de prófugo ya que los cargos seguían levantados en su contra para posteriormente ser encontrado y detenido, siendo encarcelado en ésta prisión (el morro), donde tuvo que convivir con delincuentes comunes, grandes criminales y violadores, pasando miseria y sujeto a continuas torturas. “En 1973 fue encausado por contrarrevolucionario al intentar huir de la prisión, donde había ingresado debido a una falsa acusación de abuso sexual. El intento de huida le convirtió en un fugitivo, hasta que fue capturado e internado en la prisión de El Morro, una cárcel para criminales comunes. Allí sufrió dos años de palizas, torturas y trabajos forzados (1974-1976) hasta que lograron arrancarle una autoinculpación.” (Homosexualismo en las letras cubanas)

En este poema se demuestra la tendencia de Reinaldo Arenas a una escritura de tipo autobiográfico, donde relata partes y acontecimientos de su vida, en pro de de dejar un testimonio de experiencias y así a su vez, de dejar un testimonio del contexto en el que éste vivía, el que condicionaba fuertemente toda su obra.
Ahora me comen.Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.Oigo su roer llegarme hasta los testículos.

Estos son los primeros versos del poema donde, como acaba de ser mencionado cuenta su experiencia personal en una prisión. Arenas narra a través de metáforas como lo torturaban y lo sometían a abusos de tipo físico. Hace una especie de analogía con el ataque de un animal, una bestia a un ser indefenso, que lo representaría a él. Lo anterior, se ve en palabras como “comen”, o “roer” típicas de un ataque bestial, en el destroce de su presa, y menciona partes del cuerpo mostrando de forma más explicita el dolor sentido, el sentimiento corpóreo que estos ataques traían consigo, al por ejemplo mencionar, “me tiran de las uñas” y “oigo su roer llegarme hasta los testículos”. En este punto es preciso señalar, que el autor no menciona partes del cuerpo al azar, sino que nombra las que son más sensibles al dolor, y que por lo demás, es de público conocimiento, son las más utilizadas como blanco por los torturadores para provocar dolor, por ejemplo : meter agujas bajo las uñas (como en China) o someter a electroshock a los testículos , esto último se ve reflejado en el poema al mencionar el “ruido” haciendo talvez alusión a algún tipo de maquinaria de electroshock.
El autor, además, va relatando la situación como un proceso progresivo donde el ataque va avanzando y aumentado en su potencia, provocando a su vez, más dolor, angustia y desamparo.
Por otro lado, en este poema, aparte de narrar la situación vivida, se dedica a mencionar los efectos provocados en él, a modo también de lograr una denuncia social en base a su testimonio. Este punto se sustenta en el hecho de que una vez que se convirtió en disidente del régimen de Castro, luchó toda su vida, utilizando su obra como firme herramienta combatiente contra este régimen, promulgando ideas de libertad para Cuba.
“Dispuesto a pagar la escritura con la vida, su dificultad de escribir dio un archivo delirante de arte escrito” (Olcoz, 1999)
Los efectos provocados por esta prisión se evidencian en la sensación final con que queda el hablante, la sensación de muerte, la que si continuamos con la idea del comienzo (de ataque bestial) sería la consecuencia de éste. El hablante expresa que luego de estos ataques el muere:
Tierra, me echan tierra.Bailan, bailan sobre este montón de tierray piedraque me cubre.
Muestra el desenlace de este ataque, en el que simbolizó la tortura, narrando una especie de entierro, al mencionar que le echan tierra encima, y además que bailan sobre ella, mostrando que no se percatan de su dolor, que estos atacantes se muestran absolutamente indolentes (mostrando, de paso, la crueldad de éstos) y que, más aun, incluso llegan a disfrutar con esto, ya que “bailan” se relaciona con una situación de alegría e inclusive de festividad.
Sellando la idea anterior, el poema termina con los siguientes versos:
Han apisonado bien el suelo.Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.Este es mi momento
Aquí expresa explícitamente el desenlace, de su muerte producto de las torturas cometidas en su contra. El autor, entonces, análoga los efectos producidos por esta violencia con la muerte, lo análoga con el fin, como si con esto se hubiera acaba todo en su vida y ya no quedará nada. El autor se muestra como “un muerto viviente”, sigue con vida por que respira, pero ya no tiene deseos de vivirla, pues le han quitado todo de mano de estos abusos, y el sufrimiento a calado muy hondamente en él. Menciona además, otra de sus ideas a través de este poema, la que se expresa a través del último verso “este es mi momento” , donde demuestra que para él, luego de tanto sufrimiento, y producto de todo lo vivido, la muerte era una especie de descanso e incluso de liberación, por eso lo indica como su momento dentro de la obra, cuando ya puede estar tranquilo, solo, libre, sin nadie que lo aprisione y lo torture, dejando entrever que es mejor la muerte que vivir bajo estas condiciones.
“Arenas repelió el simulacro de autoridad con todo el peso infernal de su arte o su vida y desarrolló un furor creativo de volúmenes y magnitudes a la altura del cerco de dolor y envilecimiento que hostigó su biografía” (Olcoz, 1999).

Sonetos desde el infierno

Todo lo que pudo ser, aunque haya sido,
jamás ha sido como fue soñado.
El dios de la miseria se ha encargado
de darle a la realidad otro sentido.
Otro sentido, nunca presentido,
cubre hasta el deseo realizado;
de modo que el placer aun disfrutado
jamás podrá igualar al inventado.
Cuando tu sueño se haya realizado
(difícil, muy difícil cometido)
no habrá la sensación de haber triunfado,
más bien queda en el cerebro fatigado
la oscura intuición de haber vivido
bajo perenne estafa sometido.

En “Sonetos desde el infierno”, se comprueba el hecho de que el contexto y situación política condiciona fuertemente su obra, sin dejar de lado, su acento autobiográfico, que ya sin lugar a dudas demuestra un estilo del autor. En este caso, el hablante nos presenta su extrema desilusión frente a sus ideales políticos y más que nada y específicamente a la figura de Fidel Castro. Lo que se justifica en un su postura primaria de apoyar la revolución cubana por el descontento con la situación del país bajo las mano de Batista, para luego sentir que todo fue en vano al caer en algo peor, y ver la figura del líder “caerse del pedestal” al traicionarlo, persiguiéndolo por su condición sexual luego de que él lo había apoyado.
Los versos de desilusión parte plasmándolos desde el comienzo del poema:
Todo lo que pudo ser, aunque haya sido,jamás ha sido como fue soñado.
Aquí propone que las cosas pudieron ser como el quería, o incluso se logró su objetivo (que la revolución cubana triunfe), pero que finalmente no tuvo nada que ver con lo que el había pretendido con esto, “jamás ha sido como fue soñado”, dice, evidenciando su situación de gran decepción frente aun panorama anhelado incumplido.
Continúa haciendo una clara alusión a Fidel Castro, como líder de la revolución y también como líder y culpable de su desilusión:
El dios de la miseria se ha encargadode darle a la realidad otro sentido.
Lo señala como el “dios de la miseria”, analogándolo con la figura de Dios, por su inmenso poderío y añadiendo el concepto de miseria al epíteto producto de que las consecuencias negativas que éste trajo a su país, ya que, al instalar un régimen basado en el comunismo, con la máxima de que todos tengan lo mismo, la gente empobreció, sin derecho a superarse quedando sumida en una miseria colectiva, además, este concepto se puede mirar desde otro ángulo, asimilándolo al de desdicha, y para él producto de todo lo que sufrió, como también gran parte de sus cercanos, se ajusta exactamente a lo que provocó, por eso lo atribuye como una de las características inherentes de Fidel.
Por otro lado el segundo verso recién citado es donde el hablante culpa a Castro de haber tergiversado esta revolución, cambiándole el rumbo, “de darle a la realidad otro sentido.”, y de trastocar lo que a su juicio era la realidad o sea lo que debía ser, o al presente para él, un sentido oscuro que no cumplía con ninguna de las expectativas que el se había propuesto al luchar en pro de estos mismo ideales que hoy se le venían en contra.

Finaliza el poema remarcando la idea de decepción:
Cuando tu sueño se haya realizado(difícil, muy difícil cometido)no habrá la sensación de haber triunfado,más bien queda en el cerebro fatigadola oscura intuición de haber vividobajo perenne estafa sometido.
Añadiendo aquí un nuevo y fuerte concepto, que encierra todo lo antes dicho: “estafa”. El poema presenta a un hablante que se muestra realmente estafado, al que le dijeron algo y no lo cumplieron, al que le prometieron libertad y mejoras sociales, y el entregaron todo lo contrario: represión.
Otro punto importante de señalar es título de la obra “Sonetos desde el infierno”, en el que compara a Cuba con un verdadero infierno, producto del régimen dictatorial de Castro, que a su parecer era una verdadera condena para los habitantes por las miserias y sufrimientos que éste había traído consigo.

Tú Y Yo Estamos Condenados



Tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo.


Tú y yo siempre prisioneros
de aquella maldición desconocida.
Sin vivir, luchando por la vida.
Sin cabeza, poniéndonos sombrero.


Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.


Caminamos soñando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelv
transformada en prisión que nos guarece.


Este poema, al igual que los que hemos analizado, posee un fuerte carácter autobiográfico en que destaca como acontecimiento que el autor no pareciera querer o poder eludir la dictadura castrista .
La “condena” a la que el hablante se refiere en los primeros versos, alude al rechazo y persecución de los homosexuales en el periodo de gobierno de Castro, y le habla a quien perfectamente puede ser su pareja, o al menos a alguien con quien comparte la misma condición sexual que los hace ser perseguidos.
La dantesca imagen de “danzar sobre un paraje calcinado” hace referencia a la desolación del lugar en que se encuentran, que sin lugar a dudas es su tierra natal Cuba, es un escenario completamente sombrío que se relaciona con el infierno.
En los siguientes versos continúa refiriéndose a su interlocutor haciendo mención acerca de “la maldición” que les tocó vivir, lo que no es más que una referencia a la persecución del régimen de Castro en que luchan por seguir viviendo, pero en realidad a este constante escapar de la muerte no puede denominársele vida.
El primer terceto se refiere a la permanente condición errante en la que tenían que estar como consecuencia de la persecución de los soldados, “sin tiempo y sin espacio” se interpreta como las consecuencias de una vida escapando en la que deben haber dormido muy poco y en cualquier momento que se diera la ocasión, por lo que perdían la noción del tiempo. La “noche incesante” es ambiente nocturno en que tenían que esconderse y moverse para no ser encontrados y este constante desvelo hacía que encontrase las noches más largas de lo normal.
El final cuenta las fantasías que se apoderaban del hablante mientras deambulaba en la noche, donde soñaba que algún día las cosas serían mejores para él y su acompañante, pero la salida del sol acababa drásticamente con sus sueños y lo transformaba en el miedo latente de que pudieran se descubiertos y encarcelados.

Su relación con la muerte

Existe una estrecha y extraña relación en sus obras tienen con la muerte, al igual que su vida.
En dos de los tres poemas recién analizados, aparece el tema de la muerte: en “Autoepitafio” como la salvación, como el elemento para acabar con el sufrimiento, la expone como la salida a una vida de miserias, como el término a los padecimientos, y en “Voluntad de vivir manifestándose” la nombra en relación con las torturas, y producto de ello “se muestra como “un muerto viviente”, sigue con vida por que respira, pero ya no tiene deseos de vivirla, pues le han quitado todo de mano de estos abusos, y el sufrimiento a calado muy hondamente en él” (Carrasco y Haro 2010).
No sólo los dos poemas anteriormente citados nos hacen querer hacer patente su relación con la muerte, sino que sus declaraciones y la relación que ella tiene con su vida, recordemos que el autor se suicida. Clara manifestación de ello es el epígrafe que antecede este análisis, en que el autor menciona a la muerte como una compañera, debido probablemente a que siempre estuvo en sus planes el quitarse la vida, y probablemente debido al tiempo en que pensó en el suicidio, llegó a sentirla como parte inherente a sí mismo. Otro ejemplo de ello (su relación con la muerte) es el siguiente: “Nadie me había hecho caso y los que allí estaban habían seguido con sus juegos eróticos. Yo ya no existía. No era joven. Allí mismo pensé que lo mejor era la muerte. Siempre he considerado un acto miserable mendigar la vida como un favor. O se vive como uno desea, o es mejor no seguir viviendo” (Era la noche de la muerte: Reinaldo Arenas), ejemplo en el que queda claro su intención de quitarse la vida. Pero, además de escribir acerca de sus intenciones, el autor lo demostró con hechos, ya que cuando llegó a “El Morro” (lugar de prisión) se tomó un puñado de pastillas alucinógenas, despertando de milagro a los tres días, y, tiempo más tarde, se colgó desde su cama haciendo una soga con sus ropas, donde permaneció alrededor de cuatro horas.
Finalmente Arenas logra lo que había lo había obsesionado: se quita la vida ingiriendo gran cantidad de pastillas y alcohol.
Esta particular relación de la muerte con Reinaldo Arenas, sucede debido a la gran cantidad de calamidades por las que tuvo que atravesar durante toda su vida. Los espantosos sucesos de los que fue protagonista eran demasiado para querer continuar viviendo, y la veía como una escapatoria, como salvación del sufrimiento, Arenas simplemente estaba arto de sufrir.

miércoles, 7 de julio de 2010

Celestino antes del alba

«Creo que la época más fecunda de mi creación fue la infancia.(. . .) Aunque en la casa había siempre mucha gente, para llenar aquella soledad tan profunda que sentía en medio del ruido, poblé todo aquel campo de personajes y apariciones casi míticos y sobrenaturales.» Estas palabras de Reinaldo Arenas, escritas en otro lugar, nos dicen que Celestino, el niño de esta historia, no es otro que su alma gemela. Para Celestino, su casa también es un endiablado enjambre; tampoco su madre y sus abuelos entienden por qué no cesa de escribir por todas partes, hasta en las hojas de los árboles; a él también le gritan y amenazan mientras se hostigan entre sí. No en vano, cuando el narrador se asoma al pozo de la casa, ve reflejado a Celestino; tampoco es de extrañar que éste, como el narrador, pueble su mundo de fantasmagóricos espíritus, seres y hechos extraordinarios, que habitan también sus escritos, refugio de su insufrible pobre realidad.

www.tusquetseditores.com/.../fabula-celestino-antes-del-alba-fabula

El palacio de las blanquísimas mofetas

El Palacio de las Blanquísimas Mofetas” es una novela experimental que nos habla sobre las vicisitudes y la desesperanza de una familia cubana en los momentos previos a la Revolución de 1959. La novela, que dinamita deliberada y sistemáticamente las convenciones de la novela realista tradicional, gira alrededor de Fortunato, un joven sensible e inquieto al que le toca vivir en un período de turbulencia política en su país: la lucha subversiva contra el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista. Desesperado por escapar a las desilusiones y crueldades de su familia (a quienes se refiere como “criaturas” o “bestias salvajes”), así como también por escapar a Holguín, un pequeño y conservador pueblo rural, Fortunato intenta unirse a las fuerzas revolucionarias de Fidel Castro. Esta huída hacia la libertad, sin embargo, terminará en tragedia cuando el joven es arrestado, torturado y ejecutado por la policía oficial.

www.leergratis.com/.../el-palacio-de-las-blanquisimas-mofetas.html

Arturo, la estrella más brillante

Arturo, la estrella más brillante", nos cuenta como un joven gay cubano es trasladado a los campos de trabajo de la Isla y allí sometido a toda suerte de vejaciones y torturas por sus jefes, los soldados y sus compañeros. Pero Arturo no se resigna ni sucumbe ante la atroz mediocridad castrense y funcionarial del mundo donde ha sido recluido sino que recurre a la belleza y a la poesía como formas de escapatoria y de insumisión ante un régimen represivo que va destruyendo su dignidad y su cordura. Como en "Antes que anochezca" nos presenta un mundillo gay generalmente atemorizado e insolidario, víctima de una violencia cotidiana ante la que no puede o no sabe articular una repuesta colectiva, aunque también incluye algunas conmovedoras muestras de apoyo y solidaridad entre maricas que destacan frente al individualismo generalizado. "Arturo..." es una de sus mejores creaciones, una pequeña joya en forma de monólogo sin comas ni pausas y un ejemplo claro de su estilo, a la vez delicado y brutal. En ella el barroco lirismo de su lenguaje no amortigua la crudeza de su denuncia.


www.antartica.cl ›
LiteraturaNarrativa Gay

El portero

Una vez concluida la publicación de la «pentagonía» con la que Reinaldo Arenas quiso alegorizar y criticar la represión de Cuba bajo el régimen castrista, recuperamos ahora la novela El portero, escrita en Nueva York, entre 1984 y 1986, y en la que se recrea el microcosmos de un rascacielos bajo la mirada perpleja del portero, un cubano exiliado, al igual que el propio Arenas, incapaz también de adaptarse a la American way of life. Juan, después de fracasar en diferentes trabajos, consigue un puesto como portero en un rascacielos de Manhattan. Allí, obsesionado con abrirles a los inquilinos la puerta no sólo del edificio sino también la de «la verdadera felicidad», topará con una extravagante galería de personajes, entre otros: Roy Friedman, de sesenta y cinco años, obsesionado con regalar caramelos a diestro y siniestro; Brenda Hill, «mujer algo descocada, soltera y ligeramente alcohólica»; Arthur Makadam, donjuán entrado en años e impotente; Casandra Levinson, «propagandista incesante de Fidel Castro» que al mismo tiempo goza de las comodidades capitalistas; los señores Oscar Times, «ambos homosexuales y tan semejantes física y moralmente que en realidad conforman como una sola persona»; Walter Skirius, científico obseso de los implantes artificiales… Al final, Juan sólo logra entenderse con las mascotas de los inquilinos del edificio, y con ellas emprenderá un viaje sin retorno.

www.lecturalia.com/libro/6164/el-portero

Película acerca de su vida


Título Original: Before night falls
Dirección: Julian Schnabel.
País: USA.
Año: 2000.
Duración: 125 min.
Guión: Cunningham O'Keefe, Lázaro Gómez Carriles, Julian Schnabel; basado en las memorias de Reinaldo Arenas.
Producción: Jon Kilik.
Producción ejecutiva: Julian Schnabel, Matthias Ehrenberg y Olatz López Garmendia.
Interpretación: Javier Bardem (Reinaldo Arenas), Olivier Martinez (Lázaro Gómez Carriles), Andrea Di Stefano (Pepe Malas), Johnny Depp (Bon Bon / Teniente Víctor), Sean Penn (Cuco Sánchez), Michael Wincott (Herberto Zorrilla Ochoa), Najwa Nimri (Fina Correa), Olatz López Garmendia (madre de Reinaldo), Sebastián Silva (padre de Reinaldo), Héctor Babenko (Virgilio Pinera).

Sinopsis: La vida de Reinaldo Arenas es mostrada desde su infancia en un ambiente rural y su temprana participación en la Revolución, hasta la persecución que más tarde experimentaría como escritor y homosexual en la Cuba de Castro; desde su salida de Cuba en el éxodo de Mariel Harbor en 1980, hasta su exilio y muerte en los Estados Unidos. Es el retrato de un hombre cuyo afán de libertad - artística, política, sexual - desafió la pobreza, la censura, la persecución, el exilio y la muerte.







Crítica Literaria

El COLOR DEL VERANO
Reinaldo ArenasTusquets Editores. Barcelona, 1999.
Por Juan Abreu

Acaba de aparecer la más espectacular y corrosiva de las obras que conforman la venganza —literaria y humana— del escritor cubano Reinaldo Arenas, nacido en Cuba en 1943 y muerto en Nueva York en 1990; me refiero a El color del verano (Tusquets Editores, Barcelona, 1999), la cuarta novela de su pentagonía. Las otras cuatro novelas que la integran son: Celestino antes del alba, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar y El asalto. Otra edición de El color (Ediciones Universal, Miami, 1991), aparecida en Miami poco después del suicidio del autor, ya resultaba difícil de encontrar y había sufrido el organizado silenciamiento de las derechas e izquierdas que padecen, ambas con semejante ardor, el horror ante un libro tan transgresor, insultante, desparpajado, irrespetuoso, bello y brutal. Un libro libre. Pues bien, ese silencio ha terminado; o al menos ahora les será mucho más dificíl imponerlo. Desde las vidrieras y estantes de las mayores librerías de España la más violenta y feroz de las novelas de Arenas está al alcance de todos. En lo personal, siento una alegría inmensa. Conozco los desvelos del autor para que su libro viera la luz antes de morir. Sospechaba que después de su desaparición todo sería más dificil. Y tenía razón. Hemos tenido que esperar nueve años para que este texto, uno de los más originales, importantes y hermosos que haya producido la literatura cubana, encontrara editores en España. Suerte parecida ha padecido El asalto, una estremecedora visión del futuro de la humanidad que, cuando apareció en inglés, recibió elogios de la crítica en medios tan prestigiosos como el New York Times. Sin embargo, tampoco esta obra ha sido publicada por ninguna importante editorial española. Por suerte esta situación concluye con la determinación de Tusquets Editores de publicar las cinco novelas en los próximos años. El autor de El mundo alucinante, una personalidad avasalladora y polémica, concebía la actividad creadora como una maldición y una dicha que debían ser asumidas con la mayor honestidad y la mayor libertad posibles. Eso, junto a su anticastrismo militante, le trajo el silencio y el rencor de la izquierda europea y latinoamericana. La rebeldía de Arenas —que supo mantener con estoica firmeza hasta la muerte— eran , y son, dificiles de aceptar en un mundo controlado por una izquierda nostálgica, hipócrita y oportunista, y una derecha reaccionaria, bruta y machista. Su obra, prohibida en Cuba, se resiste a cualquier maniobra de apropiación, o a ser reciclada —como se ha hecho con la de Lezama Lima, Virgilio Piñera o Lydia Cabrera, por solo poner tres ejemplos— y usada por la dictadura, aún después que su autor ya no está para librar esas batallas políticas. Esta novela, que ahora sostengo en mis manos con una mezcla de emoción y tristeza, con una mezcla de dicha y alivio, comenzó a gestarse hace más de veinte años en la Habana. Escuché las primeras descripciones de lo que sería alrededor de 1972, en las tertulias que organizabámos en el Parque Lenin. Desde entonces este libro vivió dentro de Reinaldo, estuvo con él en la prisión del Morro, en las granjas de trabajo forzado, en los interrogatorios en Villa Marista, en las incesantes fugas y en el exilio. Ayudándolo a sobrevivir, a soportarlo todo. Cierta vez, dominado por la desesperación, durante los terrible días que pasó oculto en el Parque Lenin, me dijo: "¡Y todo por ser un cobarde, por no tener valor para terminar con mi vida!" Ahora sabemos que la cobardía no fue el motivo, como demostraría más tarde en aquel frío apartamento de Manhattan. No podía quitarse la vida porque tenía dentro El color del verano, y un verdadero artista no tiene otro remedio que hacer su obra. Por eso no se mató en aquel parque horrendo, por eso se levantó de la cama en un hospital de Nueva York, cuando los médicos lo daban por muerto, y escribió El color del verano, antes de matarse, cercado por el sida. Una novela redonda, circular, eso nos dice Reinaldo Arenas en el prólogo; que por cierto se halla en la página 259. Lo que nos da una idea del carácter anticanónico de la obra. El prólogo, además de explicar las circunstancias en que El color (y la pentagonía) fueron escritas, es una suerte de testamento, de declaración de principios donde el autor define su libro de la siguiente forma: "...no se trata de una obra lineal, sino circular y por lo mismo ciclónica, con un vértice o centro que es el carnaval, hacia donde parten todas las flechas. De modo que, dado su carácter de circunferencia, la obra en realidad no empieza ni termina en un punto específico, y puede comenzar a leerse por cualquier parte". Este es uno de los grandes méritos de la novela: su estructura; la forma en que ha sido concebida y planificada responde de forma tan perfecta a los objetivos del autor que —pura paradoja— la "independizan" de la sensación de ser un artefacto literario y la convierten en un producto fascinante, literariamente marginal. Un producto que alcanza uno de los mayores logros al que puede aspirar un creador: convertir a su autor en ficción (en personaje que lo suplanta y aniquila) y a la ficción que nos ofrece en historia; inaugurando de esta forma un ámbito en el que la fábula se instaura por derecho propio como vida real. "Quiero ser recordado como un duende", dijo una vez Arenas. Un duende es un ser fantástico, que procede de la tierra, del bosque; que no es humano aunque lo parece al menos morfológicamente. Un duende es un producto de la imaginación, es decir de la libertad, que ha logrado imponerse a la historia, a la carne y a la muerte. El color del verano es una novela escrita por Reinaldo casi ya duende. Un Reinaldo atrapado entre la apocalíptica destrucción de su cuerpo y un estado de belleza alcanzado en un éxtasis de lucidez artística. A las puertas de la muerte, el autor de Otra vez el mar desencadena un ciclón de humor mordaz para que nos libere —no hay que olvidar que al final Fifo, ya vencido y al garete en su globo, lo que provoca en la población son estruendosas carcajadas— de la criminal solemnidad de la dictadura. En el futuro, los jóvenes cubanos recordarán a Fidel Castro como Fifo, un payaso patético y pavoroso. Y esa será la gran venganza de Arenas. ¿Pero es ésta una novela exclusivamente de la venganza? No, en lo absoluto. Es un texto sobre la juventud perdida, sobre la obstinación y el compromiso del artista con su obra por sobre todas las cosas, sobre la represión homosexual y la libertad homosexual, sobre el misterio de las madres que en el caso de Arenas encarna en el verso de Lezama: "Deseoso es aquel que huye de su madre..."; sobre el padre perdido, sobre el amor y la imposibilidad de escapar al lugar donde se nace, sobre la miseria humana y sobre la pasión irrenunciable a la libertad y la independencia individual. Y, me parece necesario apuntar, es una novela sobre la piedad: una piedad que planea sobre toda la obra como una lluvia infantil que nos recuerda que todos somos víctimas de una conjura inexplicable y macabra: haber nacido. Y, claro está, es también una meditación amarga sobre lo cubano. Esta novela redonda, elástica como un cartoon, desmesurada y musical, triste y divertida, irrumpe como un terremoto en el panorama domesticado, conformista, sumiso y formalmente trillado de la literatura cubana contemporánea. Como Lautreamont, cuyos Cantos de Maldonor nutren la delirante cópula marina entre Tiburón Sangriento y la Mayoya, el autor de El color del verano no se proponía hacer literatura cuando escribió este libro. Su objetivo era mucho más misterioso y poético: quería transformarse en literatura, desaparecer, que las palabras lo poseyeran, destruyéndolo y rehaciéndolo. Nada que hayan producido los cubanos en los últimos cuarenta años contiene tanta libertad como estas páginas.

Morir en junio


y con la lengua afuera©Por Daniel Ferreira.


Si en algún libro se puede aprender por acto reflejo todo lo que se necesita para escribir (si esto no resulta de por si una imposibilidad ontológica), si en algún libro caben retratados todos los míseros escritores latinoamericanos que han vendido su vida al mejor postor y se han envilecido en trabajos y en profesiones despiadadas que postergaban una obra o los diezmaba anulando su creación, si hay un libro en el que quede plasmado todo el horror de una censura por tener un pensamiento políticamente incorrecto, si en lo que va de un libro de memorias a una novela sobre la vida y la muerte es posible definir la literatura como lo que es: no un oficio, sino una maldición (y al planeta tierra como lo que es: el engaño de un Dios que da el infierno por mundo), si hay un libro que provoque el prodigio de dos emociones opuestas al mismo tiempo: la ira y la ternura, el odio y el amor, el horror y el valor, la locura y la lucidez, y si hay un libro que sea la venganza de un pobre y exiguo escritor contra todo el género humano (que se lo merece), ese libro se llama Antes que anochezca.

Es el último libro que escribió Reinaldo Arenas antes de lanzarse al vacío desde su apartamento de Hell’s Kitche al pavimento de Nueva York, para así adelantársele a un final inminente a manos del SIDA. Se llama “Antes que anochezca” por la sencilla razón de que Reinaldo Arenas tuvo que vivir varios meses escondido en un parque público de la Habana, huyendo de la policía, y en esos meses tuvo que escribir lo poco o mucho que pudo escribir, antes de que cayera el sol, antes del anochecer.

¿De qué huía el escritor cubano? De casi todo. Huía de sus amigos, que lo traicionaron. De la policía secreta que lo perseguía por contra-revolucionario.

De los escritores que no le perdonaban su independencia intelectual. De su tía, que no le perdonó su homosexualidad y terminó vendiéndolo. Huía del brazo largo de Fidel Castro. Huía de Cuba. De su pasado. Huía sin poder huir. Dormía en los árboles de ese parque, dormía en las piedras, en un lago desecado y a la orilla del mar:


Que se viste de blanco, dicen.

Que es un demonio, dicen.

Que sólo su presencia corrompe, que algunas calles se hanencorvadogracias al maleficio de su mirada.

Que lo vigilan, dicen.

Que de un momento a otro lo van a fulminar, dicen.

Dicenque lo han visto buscar algo extraviado en el pinar cercano.

Que no se peina, dicen.

Que usa pelucas, dicen, que no come,dicen.

Que es terriblemente cruel y que su rostro varía de acuerdo alrigor de las estaciones.

Dicen que por las noches sale a robar a la tintorería cercana.

Dicen que por las noches envenena a los perros,tira cubos de agua hirviendo al patio,Rompe un bombillo,Lanza una piedra a la casa de enfrente.

Que no tiene padres, dicen.

Que no trabaja, dicen.

Que sólo se entiende con el mar, dicen.

Que no es un ser humano, dicen.*


Esto decían, en su persecución, los detractores. Y tal vez era cierto. Tal vez Reinaldo Arenas era todo eso, y más. Era un poeta.

Y un poeta nunca olvida. Ese es su deber. Ser un testigo insobornable. Hasta es las más agudas desolaciones, sin embargo, el poeta parece reírse de una vida que incluso a él mismo, que la padeció, le suena irreal.

Hasta en los momentos más difíciles oímos decir a su humor cáustico: “Procuraba permanecer la mayor parte del tiempo en el agua, (pero) aun en aquella situación de peligro inminente tuve mis aventuras eróticas con muchachos pescadores, siempre dispuestos a pasar un rato agradable con alguien que les echase una mirada promisoria a la portañuela.

”Hay un instante en que el lector de esta memoria formidable levanta la grupa, toma café, fuma una bocana y puede pensar en su confortable sofá que nada puede ir peor con el protagonista, que la huída de Reinaldo Arenas por un mar infestado de tiburones en un neumático con una botella de ron es absolutamente el fin de las capacidades de un hombre, pero baja el pocillo, vuelve a leer, y entonces viene la imposibilidad de escapar, viene el tiempo de vivir en los árboles del parque Lenin, y cuando ya empieza a parecernos insólito que un cuerpo de seguridad en uno de los países más vigilados del mundo sea incapaz de capturar a un pobre escritor desarrapado que se oculta en un parque público, entonces apagamos el cigarrillo con impaciencia, volvemos a leer y viene la captura de Arenas, y cuando pensamos que aquella cárcel del Morro constituye una de las páginas más escalofriantes que se hayan escrito sobre la degradación humana (y que Reinaldo Arenas ya no soportará mucho), escupimos también el tinto y lo cambiamos por vino o Whisky (que misteriosamente echa a saber a sangre y a mierda) y volvemos a leer con aprehensión y llegan las torturas, y cuando pensamos que nada puede ser peor que estar a punto de ser desaparecido sin que nadie sepa de su paradero, volvemos a los cigarrillos y al siguiente capítulo, y con este capítulo viene el descubrimiento y el doble dolor de que tus propios amigos te traicionen, y cuando ya escupimos de asco una vez más y parece que ningún extremo moral y físico puede prolongarse por mucho tiempo, y que vamos a necesitar café para seguir leyendo el resto de la noche el libro de Arenas volvemos a encender el cigarrillo y otro y otro, y todo se dilata en el devenir del relato y en el tiempo perpetuo de los condenados a trabajos forzados.


“Antes que anochezca” tal vez no tenga una prosa muy pulida, es cierto. Pero no porque Arenas fuese incapaz de una prosa pulida.

Basta sumergirse en novelas apasionantes como Otra vez el mar, que tuvo que reescribir cuatro veces (las veces que perdió su manuscrito, o fue confiscado por las autoridades cubanas) y basta pensar en versos pulidos como “Morir en junio Y con la lengua afuera” para saber de ritmo.

No es prosa pulida la de sus memorias, porque se las dictaba a una grabadora para ser trascrita luego por sus amigos de Nueva York.Reinaldo Arenas, tras contraer SIDA, y después de soslayar provisionalmente los embates de dos pulmonías y un cáncer en metástasis, está demasiado débil para teclear. Sabía que la enfermedad desconocida lo mataría pronto.

Había tenido una experiencia mística (que narra hacia el final de Antes que anochezca) y suponía que sus días estaban contados: “Cuando yo llegué del hospital a mi apartamento, me arrastré hasta una foto que tengo en la pared de Virgilio Piñera, muerto en 1979, y le hablé de este modo: ‘Óyeme lo que te voy a decir, necesito tres años más de vida para terminar mi obra, que es mi venganza contra casi todo el género humano’.

Creo que el rostro de Virgilio se ensombreció como si lo que le pedí hubiera sido algo desmesurado. Han pasado ya casi tres años desde aquella petición desesperada. Mi fin es inminente. Espero mantener la ecuanimidad hasta el último instante. Gracias, Virgilio. Nueva York, Agosto de 1990”.

Lo dictó todo a su grabadora, pulió alguno de sus ocho libros de novelas, de sus muchos relatos y rimó las últimas poesías, y luego de dictar una carta donde exonera de culpas a todo el mundo, menos a Fidel Castro, se suicida el 7 de diciembre de 1990 arrojándose por una ventana del apartamento.


La imagen viva que le queda al lector de Reinaldo Arenas y de sus memorias, varía según el pasado puritano y militante de tal lector, o según el repertorio de reglas morales que imponga un juicio crítico a una obra que lo trasgrede casi todo. Si usted es de los doctrinarios que detesta y no soporta la idea de que haya homosexuales en el mundo, no lo lea.

Si es de los que aun creen que la salvación de la humanidad es el socialismo, no lo lea tampoco, pues la imagen que va a llevarse bien puede variar entre la de un homosexual resentido que no perdió oportunidad para enaltecer el hecho de haberse tirado a tres mil o cuatro mil muchachitos entre Cuba y Estados Unidos, o la de un gusano contra-revolucionario que predijo la caída de un país herido de muerte por los embates de su propia represión.


La que a mí me queda, sin embargo, es la imagen temible de un hombre avanzando en alta mar sobre un frágil neumático, tratando de huir de su país a otro, no menos infame (“si cuba es el infierno, Estados Unidos es el purgatorio”). La imagen que conservo es la de un escritor cubano, vestido con un viejo bluyín roto por la rodilla y que vaga con una bolsa oscura bajo el brazo donde lleva sus manuscritos para ir a esconderlos bajo las tejas de barro de una antigua casa (antes que sean confiscados por los sabuesos de turno).

La imagen que aun me persigue, no es una sola. Son muchas. Son tantas que se superponen en mis recuerdos de lector. Son, quizá, terribles. Pero entre las más terribles, se levanta, con un brillo de belleza y absurdidad la imagen de un muchacho que se muere de miedo y que es masturbado en un tren por otro muchacho que se muere de hambre.

Hay otra: la imagen entera de la dignidad expuesta en un hombre enfermo que tiene la valentía de arrojarse por la ventana de su edificio antes de presenciar su propia degradación.Y hay una, la últimadefinitiva:la imagen de todos los escritores de Latinoamérica tratados como apestados, obligados por el sistema de turno a ser lo que no quieren ser o a morir en el intento.Lo único que se necesita para escribir, es valor.

Para hacer arte, se necesitan más cosas.

Reinaldo Arenas las tenía de todas, todas. Sexo en su tumba.